Con
cierta exageración, Rómulo
Betancourt afirmó que "Colombia
es la universidad electoral de América
Latina". En realidad, uno de los
rasgos característicos de Colombia
ha sido la continuidad de las elecciones
como único medio legítimo
para acceder al poder polítco.
Desde sus comienzos como República
(1810), siempre se ha votado para ello.
No hay país, en todo el mundo occidental
y oriental que, en el siglo XX y lo que
llevamos de éste, haya tenido mayor
número de comicios o elecciones
generales que Colombia. La cifra es de
69 comicios, lo que da un promedio de
más de una elección cada
dos años. Si una democracia se
midiera sólo por el número
de elecciones a las que es convocado el
pueblo soberano, Colombia ocuparía
el primer puesto. Sabemos que no es así.
Pero ella defiende y practica esta tradición
electoral que es vital para garantizar
su estabilidad institucional.
Una
observación pertinente
Las elecciones parlamentarias del pasado
domingo 9 en Colombia se han realizado
aplicando fórmulas que adoptó
la reforma política del 2003 (Acto
legislativo 01 de ese año) que
siguen teniendo un efecto reductor cuantitativo
sobre el número de partidos tratando
de reorganizarlos cualitativamente. Hay
nuevas reglas: el umbral, las listas únicas,
la prohibición de la doble militancia,
y la cifra repartidora que acabó
con la “guerra de residuos”
[Bien lo señaló Javier Duque
Daza a quien sigo en su atinado artículo
"El nuevo congreso", Razón
pública Bogotá 10 marzo].
-En primer lugar, el sistema atomizado
dio paso a un multipartidismo moderado
cuyos partidos se van estabilizando. En
las elecciones bajo las reglas anteriores
-año 2002- hubo 45 partidos con
escaños en el Senado y 37 en la
Cámara, más 17 coaliciones
con un escaño cada una. En estas
elecciones hay 9 partidos en competencia
al Senado y 12 para la Cámara.
Todos alcanzaron el umbral mínimo
del 3% de los votos para escaño
en el senado.
-En segundo lugar, se redujo de forma
sustancial el número de candidatos.
En 2002 se presentaron por listas múltiples
y fueron 2.932 candidatos al Senado y
6.322 a la Cámara; una exageración.
En estas elecciones se presentaron 776
candidatos para un Senado de 100 escaños
(7.6 candidatos por cada escaño
en disputa) y 1490 para Cámara
Baja de 161 escaños como representantes
de los varios llamados Departamentos o
regiones políticas en que está
dividido el país (9.2 candidatos
por cada escaño en disputa).
Sin embargo, el efecto reductor de las
reglas en cuanto al número de partidos
tendió a ser contrarrestado por
el voto "preferente", que sigue
fomentando las campañas y micro-organizaciones
de candidatos que compiten con los otros
integrantes de sus propias listas. En
el caso actual, solamente un partido nuevo
("Centro Democrático")
con el expresidente Uribe Vélez
a la cabeza, confiado en su fuerte liderazgo
nacional, se atrevió a eclipsar
a los demás optando por lista cerrada.
Y obtuvo un resultado sorprendente que
cambia parcialmente el panorama partidista
en el Congreso, forzando a alianzas y
a que la mayoría santista que se
conserva, pero disminuida, tenga que negociar
inevitablemente con el uribismo tanto
la gobernanza del nuevo período
pesidencial como tal vez su política
exterior (caso Venezuela y países
del Alba).
Resultados
La Registraduría Nacional Electoral
(CNE) tras el escrutinio al final del
domingo de casi 13 millones de votos válidos
(con una abstención cercana al
50%, cifra habitual y corriente en la
historia republicana de comicios parlamentarios
en Colombia) ofreció los siguientes
resultados.
Ellos permiten destacar varios hechos
fundamentales como especie de reacomodo
parcial del nuevo Congreso con respecto
al anterior:
1. Se estabilizó el sistema de
partidos.
2. El mapa político.
Las principales modificaciones del mapa
político en el Senado se deben
a la presencia del nuevo Centro Democrático,
la desaparición del MIRA y un reacomodo
parcial de los escaños. Los que
más perdieron fueron el Partido
Social de Unidad Nacional (“la U”
- 6), Opción Ciudadana (antes PIN),
el Partido Conservador tradicional (PC
- 6) y el Polo Democrático Alternativo
(PDA, alianza de izquierdas - 3).
Así quedó el Senado:
10 La "U" 21 escaños
20 Partido Centro Democrático 19
escaños
30 Partido Conservador 19 escaños
40 Partido Liberal 17 escaños
50 Cambio Radical (liberal) 9 escaños
60 PDA (izquierdas) 5 escaños
70 80 90 12 escaños.
La Unidad Nacional, integrada por La U,
los conservadores, el Partido Liberal
y Cambio Radical, ocupó 75 curules
en el Senado, y apenas tras el primer
año de su gobierno, Santos consiguió
alinear a los verdes que tenían
cinco escaños. Una coalición
que pareció convertirse en una
especie de unanimismo en el Senado que
le garantizó un éxito para
tramitar sus principales reformas e iniciativas
legislativas. La Unidad Nacional era una
aplanadora.
Hoy,
la coalición alrededor del Gobierno
se ha reducido a tres partidos: La U,
Liberal y Cambio Radical con suficiente
mayoría para gobernar, pero que
no llega al 52% del Senado, lo que implica
que tiene que llegar a acuerdos con el
Conservatismo y alguna parcialidad del
Centro Democrático de Uribe.
La Izquierda sigiendo su ya tradicional
división interna, perdió
en esta coyuntura la gran oportunidad
de haber ocupado un rango mejor. Pero
sus votos equivalentes para 5 curules
fueron a dar al Centro Democrático,
a Alianza Verde, a intentar resucitar
a la desaparecida Unión Patriótica.
Dos resultados tangibles
1. Cambio Radical, del joven político
Germán Vargas Lleras (nieto del
recordado presidente liberal Lleras Restrepo,
exministro de Vivienda popular de Santos,
director de la Fundación buen Gobierno)
y ya escogido por Juan Manuel Santos para
acompañarlo como vice-presidente
en el ticket para las elecciones presidenciales
de mayo, tuvo muy buen desempeño
electoral, que va a reforzar la coalición
de gobierno santista por otros 4 años.
2. El gran vencedor fue Uribe Vélez,
con alta favorabilidad en la opinión
pública nacional e internacional
por su desempeño durante 8 años.
Uribe mantuvo el apoyo popular (y en cifras
significativas del 75%) durante sus dos
períodos en la Presidencia (2002-2010).
Su estilo personal y sus cualidades de
gobernante, su talante y capacidad de
conducción hicieron de él
un ‘fenómeno’ político
que no se veía desde hace muchos
años en Colombia. Fue constante
la imagen del Presidente siempre trabajador
y frentero, comunicativo y honesto con
su pueblo, dispuesto a romper esquemas
y a cambiar la historia en cuanto de él
dependiera. Encarnó un tipo de
liderazgo consustanciado con las expectativas
del país quien lo respetó,
admiró y quiso hasta el final.
Uribe supo ser el que lleva a su pueblo
de donde está a donde debe estar;
actuó como la enzima que acelera
los procesos sociales; fue el comadrón
que vigila el parto de un pueblo en camino.
Su legado está en ese estilo personal
suyo irrepetible y en que su gobierno
fue de resultados tangibles y no de simples
palabras o promesas, resultados focalizados
en tres ejes de su administración:
la seguridad democrática, la inversión
en el país y la cohesión
social. Y ahora se espera de él
y de la fuerza joven y unificada que llevó
al Congreso, que será elemento
decisorio para un Acuerdo de Paz en buenos
términos para el país y
una gobernanza de paso adelante y progreso
bajo la experimentada y hábil batuta
del presidente Santos en su segundo período.
12-03-14