Juan Pablo II : Santo de alto voltaje (Editorial 142)
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En sus 27 años de pontificado rompió todos los moldes. Representó bien a los dos pilares sobre los que reposa la Iglesia: Pedro con la firmeza de su fe y Pablo con el dinamismo de su evangelización. Fue un Papa todo corazón y todo cabeza. Tuvo la solidez, la terquedad, la fidelidad inconmovible de quien fue llamado Cefas, Roca, Pedro. Y mostró ser un yunque capaz de amolar muchas hoces y muchos martillos (los del comunismo totalitario, los del capitalismo salvaje, los de pisoteadores de derechos humanos). Y tuvo el arrojo, la valentía, el corazón grande, el carisma de ese gigante misionero que fue Pablo de Tarso. Fue una gaviota de alas ligeras capaz de sobrevolar países, regímenes, razas e ideologías -llevando su mensaje salvador del Evangelio y aplicándolo a las condiciones imperantes socio-económicas y políticas a través de sus tres grandes encíclicas: Sobre el trabajo (1981), Preocupación por lo social (1988) y La Centesimus annus (1991).

 

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Un santo super-estrella

Juan-Pablo IIº encarnó por 27 años un formidable poder moral con sentido de servicio, no sólo para los católicos sino para creyentes de las más variadas religiones y para todo el mundo. El Papa Wojtyla supo ofrecer a propios y extraños una Verdad sólida, íntegra y fiel al Evangelio (una Verdad siempre austera y exigente), a través de una Personalidad muy suya (juvenil, amable, cordial e impactante). Juan-Pablo IIº fue –en el buen sentido de la palabra– un Papa Super Estrella. En forma influyente y arriesgada estuvo super-expuesto públicamente y pasó la prueba internacionalmente. No es solamente la sobre-exposición, a la que tienen que someterse los personajes públicos y que los convierte, con frecuencia, en blanco apetecido por toda clase de fanáticos políticos, fundamentalistas y talibanes. De hecho, Juan-Pablo IIº, sufrió un atentado a bala, el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, a manos del sicario Agca detrás del cual estaba la autoría intelectual de la KGB soviética. Bill Cosby, uno de los entretenedores más cotizados de la TV norteamericana, precisó lo que él entiende por el riesgo de la exposición pública exagerada (over-exposure). "La medida de la sobre-exposición no es cuántas veces la gente lo vea a uno en TV, en películas o en las librerías. El asunto es si Usted puede mantener la calidad de su presentación. Si Usted la puede mantener, entonces la gente estará siempre contenta de verlo". Esto podemos afirmar sucedió con el santo Juan-Pablo IIº en su largo pontificado de sobre-exposición. Supo mantener la calidad de su presentación, sin defraudar un momento a sus correligionarios, a sus amigos y admiradores de todas las culturas y lenguas.


Incansable viajero de la paz

Peregrino incansable, en el desempeño de su misión espiritual y pastoral, el Papa Wojtyla desafió riesgos humanos, políticos y diplomáticos que otros Jefes de Estado calculan con más consideración. No tuvo reparo en meterse por dos veces en Polonia, cuando estaba controlada férreamente por un régimen comunista. El apoteósico viaje a su tierra en junio de 1979, visitando el santuario de la Virgen de Czestochowa, el campo de concentración nazi de Auszchwitz y su encuentro franco con las autoridades polacas, se considera hoy después de 35 años, que fue la piedra desgajada de lo alto del monte que se convirtió en alud y pesó mucho en el desmoronamiento de los totalitarismos comunistas–ateos de Europa del Este y del imperio soviético a partir de 1989. Fue de enorme riesgo el viaje que hizo a Argentina (junio 1982), cuando los militares habían desatado la guerra de las Malvinas, a la semana siguiente de visitar Inglaterra. Cuando el régimen sandinista en Nicaragua aumentaba su hostilidad contra la Iglesia (marzo 1983), no tuvo inconveniente en estar en Managua y celebrar allí, al aire libre, una Misa enarbolando el crucifijo de su bordón y callando con voz de mando a los esbirros gritones del régimen, para que quedara constancia que la suya era una Misa católica y no un rito sandinista más. Delicado carácter ecumenista tuvieron varios de sus viajes. El emprendido a Turquía (noviembre 1979), con un Islam en ebullición y su encuentro con los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Oriental. Su viaje a Inglaterra (mayo 1982), después de 450 años de la ruptura del Rey Enrique VIII con el Papa de Roma. Allí tuvo una celebración ecuménica en la catedral de Canturbery, santuario del Anglicanismo, en compañía del Dr. Runcie, Primado anglicano. Su viaje a Suiza donde sostuvo un encuentro con representantes de 300 iglesias cristianas de 105 países. El afianzamiento de la paz en elmundo, con todos sus riesgos, fue la misión que se impuso de manera particular en los viajes realizados a Irlanda (setiembre 1979 ), a la ONU (octubre 1979, octubre 1995), a Hiroshima (febrero 1981), a Inglaterra y Argentina (1982), a Centroamérica (marzo 1983), a Colombia (julio 1986), a Croacia (setiembre 1994) y Eslovenia (junio 1995). Fue enorme el riesgo político que asumió en suvisita a un territorio tan convulsionado y disputado como es el conformado por los actuales Jordania, Autonomía Palestina, Israel y Líbano. Aventuras calculadas fueron sus viajes al corazón de comunidades hindúes, orientales y africanas, donde el catolicismo que él representaba era apenas una pequeña y exótica flor que se aferra al tronco gigantesco y multisecular de grandes religiones y cultos muy diversos de la humanidad.


Un santo irrepetible

No solo por el altísimo cargo que desempeñó por tantos años sino por el carácter heróico de sus múltiples virtudes personales y ministeriales Juan-Pablo IIo es imposible de imitar. Un semanario como Time (de tan amplia difusión en el mundo, que no es confesional pero sí abierto a todas las creencias y filosofías del mundo), recogió en diversas entregas, interesantes puntos de vista sobre la personalidad y el papel desempeñado virtuosamente por el Papa Wojtyla. Su comentarista religioso, David Van Biema, dijo de él que “había electrificado totalmente el aspecto global de la Iglesia. Ningún Papa antes que él había tenido esta especie de supervoltaje. Juan Pablo IIº con su Estado Vaticano llegó a ser un sabio mundialmente reconocido y ampliamente escuchado”.


Colofón

El mismo Espíritu ("ruah") Santo que suscitó y animó en la Iglesia la figura bienhechora de un Juan-Pablo IIo -quien ahora podrá también ser venerado en los altares de culto público- ha soplado ya por tierras del sur del continente americano y elegido a Francisco como conductor de su Iglesia y sucesor para guiarla - con su propio estilo personal, sencillo, humilde y popular- en el difícil camino ya emprendido de reformas internas y de innovadora evangelización del mundo actual.

"El viento ("ruah") sopla donde quiere y tú oyes su silbido; pero no sabes de dónde viene ni adónde va" (Evangelio de Jesús según san Juan, cap. 3, verso 8). Enrique Neira Fernández

27 abril 2014