Por un lado, el ´poveretto´, humilde, desprendido de todo, sencillo, servidor de las creaturas especialmente de las más frágiles, amante de la naturaleza y del universo. Llamado por Cristo inicialmente a reconstruir su iglesita deteriorada de Damián, influyó desde dentro en la renovación de la Iglesia y desde entonces por siglos ha venido insuflando amor y mística a creyentes y no-creyentes de todo el mundo. Y por otro lado, el militar que da vuelta a su vida mientras curaba heridas de guerra, convertido en luchador infatigable de grandes causas, hombre de propósitos exigentes y de eficacia en los medios apropiados para lograrlos. Quien en tiempos de una Iglesia asediada por muchos flancos, innovó la vida religiosa y apostólica fundando una “caballería ligera” al servicio incondicional del Vicario de Cristo.
El uno (Francesco) muy humano, sensible a las necesidades del entorno y amoroso con todas las creaturas. Modelo de oración, piedad contemplativa y abandono en las Manos de Dios. El otro (Íñigo) clarividente en la fijación de metas y ejecutivo con firme y flexible estrategia en el logro de las mismas. Hombre de acción y animoso emprendedor. Ambos se conjugan y complementan en la espiritualidad personal y pastoral que anima al Papa Francisco, con un perfil tan original y estilo propio, que sorprende y va resultando oportuno, casi avasallante para propios y extraños.
La “gran estrategia”
El papa Francisco aprecia un libro que le obsequió hace años un colega s.j. cuando como Provincial de los jesuitas en Argentina, tuvo que moverse en coyuntura delicada entre las dictaduras militares de esa época y la contraparte revolucionaria (con empleo de la violencia armada) de algunos grupos de inspiración marxista que se cobijaban bajo la sombrilla de ´teología de la liberación´. El libro es el del autor británico Basil Liddel Hart: Estrategia: la aproximación indirecta Trad. del inglés por Carlos Botet, Barcelona, Atalaya s.f.). Reconocido experto de la historia y desarrollo de los conflictos armados en el mundo, contiene valiosos análisis y consejos en el terreno de lo militar. Pero entresaca de ellos lo que pudiera llamarse “una filosofía para el manejo de los conflictos”. Para abordarlos lo mejor es –aconseja- debilitar la resistencia ajena antes que quebrarla autoritariamente o por la fuerza. Hay que ir rodeando el centro del problema beligerante desde la periferia. Y persistir al máximo hasta lograr los objetivos. Recojo algunas de sus frases. Entre ellas “El mejor efecto se obtiene sacando a la otra parte de sus defensas”.
Prefacio a la versión española incluida la segunda guerra mundial 1946:
“Hart elabora una verdadera “filosofía" de la guerra, apoyándose en las enseñanzas de la historia militar: la acción indirecta es siempre superior al ataque frontal, no sólo en el terreno de la táctica, sino en el de la estrategia e incluso en el de toda política de conflicto serio. Recomienda lo que él llama la “Gran Estrategia”. Entendiendo por “estrategia” según Moltke «la adaptación práctica de los medios puestos a la disposición del general para lograr el objetivo propuesto».
Tras su estudio de una serie de campañas muestra cómo en todas las decisiones victoriosas se logró siempre el objetivo por medio de una “aproximación indirecta” en razón de que ésta disloca el equilibrio psicológico del mando enemigo. Este método es, pues, la “manera de ganar las guerras”. Al final de la obra, en tres partes, intenta formular la “esencia condensada de la estrategia”.
Prefacio original del autor:
“Mi primera publicación fue en 1929, pero reflexionando más detenidamente, sobre las guerras recientes, empecé a comprender que la aproximación indirecta tenía una aplicación mucho mayor, que era una ley de la vida en todas sus esferas, un verdadero principio filosófico. Vi que su realización constituía la clave práctica para resolver todos los problemas en que predomina el factor humano. El «conflicto entre voluntades» surge siempre de otro conflicto básico entre intereses. En todos estos casos, el asalto directo por medio de ideas nuevas provoca una resistencia tenaz, que intensifica la voluntad de lograr el cambio deseado de opinión. El convencimiento se logra más fácil y rápidamente infiltrando insospechadamente una idea diferente o un argumento que envuelva el flanco de aquella oposición instintiva. La aproximación indirecta es de aplicación en varios terrenos... Lo mismo que en la guerra, el objeto en todo conflicto es debilitar la resistencia antes de intentar vencerla, y la mejor manera de lograrlo es atraer al adversario fuera de sus defensas.. Sin embargo, resulta difícil conciliarla con otra gran lección de la historia: la de que sólo se llega o se aproxima a conclusiones verdaderas cuando se persigue la verdad sin considerar a dónde conducirá o qué efecto podrá producir sobre los distintos intereses”… ”La historia atestigua el papel fundamental que han desempeñado en el progreso humano los «profetas» y ello constituye la prueba del valor práctico final de expresar la verdad sin reservas y tal como se la comprende. Sin embargo, resulta también claro que la aceptación y difusión de los puntos de vista de los profetas ha dependido siempre de otra clase de hombres, de los «conductores de masas», los cuales han tenido que hacer de estrategas filósofos y buscar un arreglo entre la verdad y la sensibilidad de los hombres ante ella. El resultado de sus esfuerzos ha dependido, con frecuencia, tanto de sus propias limitaciones en percibir la verdad como de su buen juicio práctico al proclamarla..”
“Pero los conductores de masas deben evitar incurrir en un error común: el de sacrificar la verdad a la conveniencia, sin ventaja final para su causa. Porque el que suprime por sistema la verdad en interés del oportunismo, deforma el fondo mismo de su pensamiento. ¿Habrá, pues, algún medio práctico de combinar el progreso hacia el logro de la verdad con el progreso hacia su aceptación? La consideración de los principios estratégicos sugiere una posible solución que apunta a la importancia de mantener siempre presente el objetivo final y a la vez de perseguirlo de un modo adecuado a las circunstancias. La oposición a la verdad resulta inevitable cuando la verdad reviste la forma de una idea nueva, pero puede disminuirse el grado de resistencia pensando no sólo en el objeto a alcanzar sino en el método de aproximación a emplear. Habrá que evitar el ataque frontal contra toda posición establecida de largo tiempo y habrá que tratar en su lugar de envolverla con un movimiento de flanco que deje expuesto un lado más penetrable al choque de la verdad. Pero en tal aproximación indirecta habrá que cuidar de no separarse de dicha verdad, porque no hay cosa más fatal para el verdadero progreso que caer en la mentira”…
“El significado de tales reflexiones se hace más claro con ejemplos de la propia experiencia de cada uno. En el plano más general de la historia, cuando se consideran las épocas en que lograron aceptación ideas nuevas, se ve que dicho proceso fue facilitado cuando se las pudo presentar, no como algo radicalmente nuevo, sino como una reproducción en términos modernos de algún principio o uso en otro tiempo venerado y que había caído en el olvido. Con esto se evitó la contrariedad de lo nuevo y trazando la conexión con lo antiguo se justificó el dicho de que «no hay nada nuevo bajo el sol». Un ejemplo notable lo constituye la manera merced a la cual logró disminuirse la resistencia a la mecanización en los ejércitos, haciendo ver que el vehículo acorazado - el carro de combate rápido- era en esencia el heredero del jinete acorazado y. por lo tanto, el medio natural de revificar el papel decisivo que había jugado la caballería en épocas pretéritas” .
La gira por Cuba y los Estados Unidos de América
Dentro del marco anterior –que podría llamarse una ´filosofía y aun teología de la estrategia” me atrevo a interpretar el reciente arriesgado pero exitoso viaje del Papa Francisco a Cuba y los Estados Unidos (septiembre 2015).
Desde Cuba Francisco voló a EUA que sigue siendo –quizás a pesar suyo- centro discutido del poder mundial (económico, militar, tecnológico). Por primera vez pisa los Estados Unidos, donde pronuncia 18 discursos. Siendo el del Congreso (24 septiembre a.m.) el más delicado y que más expectativas recogía. Lo escribió personalmente y no se cansó de revisarlo en perfecto inglés para evitar que fuera a ser tergiversado.
De entrada el Papa Francisco arrancó aplausos con su primera salutación “a la tierra de los libres y lugar de los valientes que es América”. Subrayó en otro aparte “la cooperación de EUA que tanto bien ha logrado para la humanidad”. Y fueros largos y consentidos los aplausos tanto de demócratas como de republicanos cuando hizo la defensa de valores y verdades duras referentes a temas como el “aborto”, la “familia”, el “bien común”, “cada ser humano imagen de Dios”, “una economía moderna, incluyente y sustentable”, “¿por qué vender armas letales que son dinero de sangre?”, “si queremos seguridad, demos seguridad”, “difícil juzgar el pasado con los criterios del presente, no debemos repetir los pecados y errores del pasado”. Y en el asunto candente de los refugiados y los inmigrantes (en el que los dos partidos no han podido ponerse de acuerdo para una política común), soltó las frases: “no le temamos a los extranjeros”, “ya alguna vez fuimos extranjeros”, “la vara que usamos será la vara con que nos medirán”. Y les trazó un perfil exigente y franco de “buenos políticos”, como servidores del bien común, “dando respuesta de esperanza y sanación, de paz y de justicia”.
Al Capitolio llegó invitado por el católico John Boehner, presidente de la Cámara, quien asumió su propio riesgo como republicano. Defensa de la reforma migratoria, alerta por el cambio climático, críticas a la cultura capitalista porque sacraliza el lucro (su reciente encíclica “Laudato si”..). Era la voz del Papa que parecía superpuesta a la de Barack Obama. Algo que podía dar pié a que algunos conservadores denunciaran la gira de Francisco como un espaldarazo y por ende un capítulo más de la campaña electoral a favor de los demócratas. Carlos Pagi había recogido sensatas observaciones en su previo comentario de El País (14 septiembre). Entre ellas reconocía que “es inocultable que Francisco tiene una convergencia diplomática con Obama”.
La estadía en la isla de Cuba –de mucho tacto y sencillez evangélica- es el corolario de una bien trabajada y discreta gestión desde el Vaticano – confirmada ya como exitosa a pesar de la modestia del intermediario en aceptar su parte- para el restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana. También comparte con Obama una visión sobre Medio Oriente. El Vaticano apoyó el acuerdo con Irán tan pronto como fue anunciado. Estudia una posible mediación entre Israel y Palestina que incluiría contactos con Hamás. Y el sorpresivo, generoso apoyo hecho público al final del Angelus del domingo 20 en la Plaza de la Revolución de Cuba deseando un final pronto y exitoso del Tratado de Paz en Colombia, se enmarca dentro de los lineamientos geopolíticos que ambos países ventilan en común respecto de Suramérica.
Sin embargo, el propósito principal de Francisco en los Estados Unidos era fijar posiciones en el Encuentro Mundial de las Familias, celebrado el 26 y con Misa multitudinaria el domingo 27 en Filadelfia. En previsión del Sínodo Mundial de la Familia, ya convocado en Roma para los asuntos de la Mujer y la Familia, encargó a canonistas veteranos que faciliten una formula breve y no costosa de anulación matrimonial. Su discurso en Filadelfia lo redactó con la mirada puesta en dicho Sínodo de la Familia que ya podemos prever traerá sorpresas dentro y fuera de la Iglesia visible..
Conclusión
El Papa Francisco cumplió bien con su función de “conciencia moral de la humanidad” con su reciente arriesgada y exitosa gira por Cuba y los Estados Unidos de América. Su voz fue estentórea y escuchada por muchos a pesar de su discreto estilo y humildad. Conmovió a la periferia del mundo, habiendo partido de su centro original (Vaticano en Roma) y ahora regresa a él. Desde allí la Iglesia de Cristo, con el sorprendente liderazgo del nuevo Papa (mezcla del ideal de perfección franciscana y lo mejor de la estrategia ignaciana) va a seguir siendo fuente renovada 1º de salvación religiosa para todo el mundo y, a la vez, 2º promotora eficaz de niveles más humanos (económicos, sociales, ambientales y políticos) para todos los pueblos del planeta en su legítima búsqueda de la plenitud de bienes terrenos que solemos llamar Paz.
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